Raks al Sayf (Danza del Sable)
Existe
una leyenda que dice que la danza con sable tiene su origen en la danza marcial tradicional de Egipto “el
ard”, ejecutada por hombres manejando sables con gran destreza. En dicha danza
los hombres llevan los sables en forma vertical listos para pelear mientras
ejecutan el baile. El sable representaba poder y dramatismo. Raks al Sayf
implica balancear el elemento sobre la cabeza, cadera, estomago, hombros, etc.
Hombres danzando con sable
No
existe suficiente información que indique que la danza del sable sea ejecutada
por mujeres. Algunos investigadores dicen que se trata de una danza en homenaje
a la Diosa Neit, madre de Ra (Dios del Sol). Diosa guerrera, que simboliza la
destrucción de los enemigos y la abertura de los caminos. La danza de la espada
también podía ser realizada como homenaje a Maat, la Diosa de la Justicia.
Diosa Neith
Diosa
Maat
Otros,
aseguran que las mujeres cuando bailaban al finalizar las guerras, les quitaban
las espadas a los guerreros para bailar; o que danzaban para festejar batallas
ganadas cuando sus esposos regresaban a casa.
En
contraposición, otros autores sostienen que se trata de un invento de los
pintores orientalistas, y que las bailarinas se inspiraron en esas pinturas
para crear esta danza. El libro “Looking for little Egypt” de Donna Carlton,
menciona que en la exposición internacional de Chicago de 1893 una bailarina de
Jerusalén llamada Rahlo Jammele
bailó con espada en el Palacio Morisco y se afirma que ella fue la inspiración
del cuadro de Jean-Léon Gérôme “Danse du sabre” de 1867, en el que aparecía una
bailarina interpretando su danza con un sable.
Rahlo Jammele
Puede
ser que él presenciara una interpretación similar o que la introducción del
sable en la danza oriental femenina fuera un ejercicio sincrético del artista
en donde los hombres egipcios volvían de la guerra y exhibían sus sables en
bailes que parecían luchas y representaban la fuerza masculina.
Pintura orientalista de Jean-Léon Gérôme
Sea
cual sea el origen correcto, sabemos que el sable es el elemento más llamativo
y desafiante de los utilizados en danza oriental. Su uso requiere un gran
control corporal por parte de la bailarina, ya que ésta incorporará a su danza
contorsiones, shimmies, giros y equilibrios con la espada en distintos sitios
del cuerpo como la cabeza, hombros, brazos, muñecas, pecho, cadera, vientre,
cintura y pernas.
Se
suele utilizar un tipo de ritmo lento (como el chiftetelli o el masmudi) y
suave, con un ritmo muy marcado de fondo, remarcando la majestuosidad de la
danza; con movimientos de la bailarina
delicados y sinuosos.
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